Alternativas para disminuir el consumo de agua para uso habitacional e industrial

Las acciones con mayor potencial
Cuando los recursos económicos y el tiempo son limitados es importante priorizar adecuadamente las posibles iniciativas del agua en una población determinada. Lógicamente esa valoración exige el uso inicial de estadísticas demográficas y de gestión del agua: población, consumo por persona, Se establecen también los distintos tipos de beneficios que esa medida comporta: en el servicio, reducción de vertidos, ahorro energético...
En 1995-96, se realizó un estudio sobre las potencialidades de ahorro de agua en Bangkok para la Agencia Metropolitana del Agua. Se tuvieron en cuenta un total de 179 medidas, después de una selección se concluyó que 58 eran potencialmente viables en Bangkok. Estas medidas se agruparon por clases de consumidores resultando una lista de 18 programas. Posteriormente se estudió el porcentaje de ahorro de agua y el análisis coste-beneficio de estos programas. El plan recomendado se basó en estos estudios previos y como criterio para la elección de los programas fueron un índice beneficio-costo superior a 1 y un ahorro de agua significativo. Los diez programas recomendados fueron:
Doméstico: Auditorías sobre el consumo de agua en las viviendas, descuentos en inodoros de 6 litros para las viviendas, etiquetado en las lavadoras, descuentos por eficiencia de los aparatos que consuman agua; Comercial: Auditorías sobre el consumo de agua en los negocios, sustitución de inodoros industriales/comerciales, formación de empleados de industrias/comercios; Todos los consumidores: Detección de fugas y auditorías sobre el consumo de agua en la red de distribución, información al público y educación escolar, nuevos requisitos para los accesorios de fontanería, sistema de precios revisado (Maddaus, 2001).

Lo público como ejemplo
Difícilmente los ciudadanos se van a comprometer seriamente en un programa de uso eficiente del agua si constatan que su municipio no la está usando con el mismo criterio. Por eso son importantes iniciativas como la que desarrolla el gobierno mexicano “Uso eficiente del agua en los edificios federales” que fija por ejemplo el rango razonable de consumo por funcionario y día. El consumo público del agua en instituciones públicas se ha reducido en un 30%. El Gobierno de Hamburgo compraba a plazos dispositivos ahorradores de agua, que eran financiados por la compañía de aguas
En definitiva, lo público debe ser ejemplar. Para que así sea, un primer paso es que sean visibles sus consumos. Que se contabilicen, que se comparen las ratios que se producen en edificios homólogos. El consumo de los edificios y espacios públicos suele estar dentro del capítulo del agua no contabilizada. Los gestores públicos de los edificios y espacios no tienen estímulos ni morales ni económicos para buscar la eficiencia. La Generalitat de Cataluña publicó la primera orden que obliga a la instalación de dispositivos de ahorro en los edificios públicos de nueva construcción (Fernández, 2001). Este tipo de iniciativas tiene que generalizarse en nuestro país. Cada año la administración pública gasta más de 6.000 millones de euros. El dinero que se emplea en comprar equipos que usan agua debería emplearse en adquirir aquellos modelos más eficientes.

Participación cívica e información
Todo proyecto que trabaje por la eficiencia del agua en las ciudades tiene que buscar la complicidad y participación de los consumidores. En la ciudad de Bangkok, de las 10 medidas seleccionadas, entre las 179 consideradas, 2 tenían que ver con la información sensibilización/educación. En el Modelo de Valoración del Potencial de Conservación de Skeel se organiza la participación de la comunidad, de los consumidores, de los expertos, de los empresarios... como un requisito básico previo a la adopción de cualquier política de conservación y ahorro del agua.
Por otra parte en el consumo real de agua no sólo influyen los equipamientos existentes, también condicionan el resultado final los hábitos y la conducta de la población. Por eso cualquier campaña tiene que incluir programas y presupuestos para desarrollar iniciativas de educación y de información, para organizar la participación (CONAMA, 2001). Esa participación de los ciudadanos y de sus entidades más representativas refuerza la colaboración de la sociedad en el desarrollo de las iniciativas que se adoptan.
Es necesario fomentar la participación por que: 1. Las personas innovadoras están, se trata de lanzar iniciativas que permitan descubrirlas; 2. La importancia de utilizar medios que resulten familiares: las redes profesionales y empresariales o institucionales y sociales ya existentes; 3. Desde la concienciación hasta la acción transformadora, el cambio material real, hay un largo trecho que hay que acompañar y facilitar; 4. El posicionamiento de las instituciones de referencia -en la vanguardia o en la retaguardia- influye sobremanera en la actitud de los ciudadanos ante los cambios; 5. Todavía subsiste en los ciudadanos una argucia psicológica que les permite, ante los problemas ambientales, culpabilizar y exigir a las autoridades públicas y, a la vez no asumir sus responsabilidades; 6. El peso de la inercia es enorme. Hasta que las conductas ambientales responsables se instalan y reproducen en el cuerpo social hay un periodo en el que la realidad realmente existente (tecnologías, procesos, normas, tópicos...) se resiste y es necesario desplegar un tenaz esfuerzo para vencerla.

Proteger el territorio
¿Quién debería pagar el coste del tratamiento del agua para garantizar la retirada de los nitratos, los consumidores finales o los agricultores o las empresas que comercializan dichos productos?
Los habitantes de las ciudades van comprendiendo que el agua que consumen proviene de un territorio y sus ríos que hay que proteger y vuelve a unos ríos que no deben ser afectados por la descarga. Ese enfoque está presente en el Acuerdo de las Cuencas de Nueva York firmado en enero de 1997 por la ciudad de Nueva York, el Estado, la Environmental Protección Agency (EPA) y otras comunidades locales (Echevarría 1999).

Beneficios personales y beneficios sociales
La conciencia de los ciudadanos debe ser reforzada por las “razones” de su bolsillo, como ya hemos puesto de manifiesto en un apartado anterior. Además, es muy importante que las empresas gestoras de los abastecimientos de agua y las propias corporaciones locales estén económicamente interesadas en el ahorro de agua. Si, por ejemplo, en una ciudad se reduce el consumo en los tramos más altos, los ingresos se reducen. Se consume menos agua y se paga menos por la que se consume. Este es un escenario que abocaría a una quiebra económica del servicio y por tanto ningún gestor público o privado estará interesado en desarrollar un programa de eficiencia que tenga ese resultado.